Las TICs como religión ultraortodoxa



No es raro encontrar en la red un optimismo excesivo respecto al uso de las TICs como herramienta educativa. Los docentes podemos estar tentados a utilizarlas como tabla de salvación que camufle de manera impostada las deficiencias de nuestra labor, o concederles un valor superlativo a la hora de configurar nuestra metodología dentro del aula, obviando otros métodos igual o más eficaces. 

Lo cierto es que las TICs no siempre son una herramienta adecuada para aprender y casi nunca debieran ir desprovistas del apoyo de otros recursos más convencionales, pero de enorme ayuda. Sin embargo, una especie de integrismo tecnológico empieza a adueñarse de no pocos docentes, especialmente en aquellos que como el que escribe se dedican a motivar al resto de compañeros para que utilicen las TICs en su día a día en el aula y fuera de ella.

Este integrismo se caracteriza por una confianza excesiva en las TICs como metodología didáctica, llegando incluso a pensar que deben ser utilizadas de manera integral y definitiva en todo el proceso de enseñanza y aprendizaje. La misma administración educativa se ha dejado tentar por este maximalismo ingenuo, bajo la promesa de que las TICs pueden ahorrarles una buena parte de los gastos que la educación tradicional les exige.

Pero ya estamos en condiciones de pasar del sueño dogmático a la sensatez. Tenemos datos suficientes como para empezar a evaluar de manera serena y contrastada determinados recursos e integrarlos en modelos metodológicos flexibles, que vean las TICs como un gadget más con el que provocar en nuestros alumnos las ganas de aprender y su acceso al mundo adulto. La lógica impone una visión más maleable de lo que debe ser un recurso educativo. 

Es difícil concebir a día de hoy que un profesor limite su metodología al único recurso del libro de texto como puerta al aprendizaje. Existen numerosas herramientas, impliquen el uso de TICs o no, que han demostrado ser fieles aliados dentro del proceso de aprendizaje. Integrarlas de manera equilibrada es el reto del docente contemporáneo. Tan inadecuado es cerrarse a los cambios como ceder al culto tecnológico como redención. Por eso, todas las sirenas que susurran al oído del docente las bondades de las TICs -vengan de la Administración o desde dentro de nuestros centros de trabajo-, sin tener en cuenta los contextos y la experiencia previa, son humo o venta de crece pelo. El modelo más creíble pasa por el uso de múltiples recursos, desde los tradicionales hasta la app más rutilante. Lo que importa no es tanto el recurso que se utiliza cuanto la metodología con la que integramos nuestras herramientas al contexto de aprendizaje.

En este sentido, la experiencia demuestra que toda metodología que no socialice los aprendizajes y que no implique al alumno en el proceso de aprender está hueca, le falta algo importante. Aprender haciendo y compartir lo aprendido son esencias de un modelo más que plausible, en el que las TICs operan a modo de herramientas privilegiadas, pero no exclusivas.

He elegido la imagen de arriba como un ejemplo recurrente de cómo no hay que enseñar. Por supuesto, no sabemos si el docente que ha hecho uso de esta herramienta lo hizo de manera aislada de otros recursos, pero tomada en solitario viene a ser una metáfora de cómo a veces las TICs no ayudan a aprender lo relevante. De este ejemplo podemos reflexionar acerca de cómo no basta con hacer un crucigrama para enseñar a nuestros alumnos valores cívicos. De hecho, está demostrado en estos casos que es más eficaz el debate entre iguales que la charla moralizante del profesor o la comprensión de conceptos éticos.

En fin, el que escribe está más que convencido de que más que crear congresos, seminarios y jornadas destinadas a mostrar contenidos TICs extraordinarios, sería más acertado empezar a debatir sobre los modelos metodológicos en los que debieran integrarse estos gadgets. De lo contrario, estaremos condenados a repetir una y otra vez los mismos errores que caracterizaron a la vieja pedagogía.

Hangouts en el aula


¿Qué es un hangout? Literalmente, una 'quedada'. Pero en el contexto de la red se trata de un servicio de Google Plus que permite crear videoconferencias en directo o diferido, para después subirlas a tu canal de Youtube.

Esto hace de los hangouts una herramienta interesante para los docentes. Solo requiere tener cuenta en Google. Te creas una cuenta de Gmail, instalar la aplicación y listo. No olvides que debes tener también una webcam, altavoces y micrófono.

¿Cómo se accede al hangout? Cuando entras en tu correo de Gmail, ves arriba una cabecera en negro con varias opciones. Busca la primera empezando por la izquierda, la que tiene un signo + y después tu nombre de usuario en Gmail. Por ejemplo, la mía es '+Ramón'. Pincha sobre este enlace y accederás a tu Google Plus, que incluye varias funciones, entre ellas los hangouts.

Al entrar, verás a la izquierda una barra de opciones; la última te lleva a tu hangout.

Cuando accedes al panel del hangout, verás algo así:


Pincha sobre el recuadro de arriba a la derecha, "Iniciar hangout". Crearás un hangout, es decir, una videoconferencia que podrás retransmitir en directo para que otros usuarios de la plataforma interaccionen in situ. Si no, puedes grabarla para que la vean tus alumnos después, en diferido. Para que alguien pueda entrar en directo en tu hangout, debe estar también registrado en Gmail.

La única limitación de los hangouts de Google es que solo admite a 9 personas en directo, sin incluirte a ti mismo.

Al entrar en tu hangout, se te abrirá una ventana aparte (ver imagen de más abajo) y se encenderá directamente tu webcam. No olvides encender también el audio. Dentro de esta ventana verás diferentes zonas:


1 - Aquí aparecerán tus contactos en Gmail.
2 - Podrás activar o desactivar el micrófono y la cámara. También configurar la salida de vídeo de tu webcam y la calidad.
3 - Añade los contactos de Google Plus que tengas admitidos. Si no tienes nadie, debes decirles que te busquen o buscarlos tú mismo. Será con estos contactos con los que podrás realizar en directo la videoconferencia. Te recomiendo que crees en Google Plus tus círculos para que solo los miembros de cada círculo puedan ver tu vídeo o interactuar en directo.
4 - Nombra tu hangout.
5 - Si vas a realizar una videoconferencia en directo, señala el recuadro pequeño. Si lo vas a grabar y después darlo a conocer, no lo selecciones.
6 - Aquí aparecerás tú, tal y como se verá el vídeo.

Igualmente, nosotros podemos entrar en el hangout de otra persona. Existen en la red hangout educativos muy interesantes sobre temas educativos.

Tus hangouts pasarán, si quieres, a grabarse en tu canal de Youtube. De esta forma podremos realizar clases, simulaciones, conversaciones, etcétera, para después verlas en el aula.

Otra opción para rentabilizar tus hangouts es crear una página con Google Plus e insertar dentro de ella tus hangouts. Esta web se adapta con facilidad a tus vídeos. Puedes  utilizar los diferentes servicios que ofrece tu cuenta de Google para integrarlos en experiencias educativas de aula.

Podrás utilizar los hanghouts no solo para crear videoconferencias. También puedes crear clases online, lecturas colectivas, listenings para la clase de idiomas, intercambio de ideas o temas de clase, etcétera. La imaginación es el límite.


Para saber más:



Hangouts educativos:


Mi experiencia como Coordinador TIC



Soy Coordinador TIC en un centro de Secundaria y Ciclos Formativos. El profesorado en líneas generales no utiliza apenas las TICs en el aula, pese a estar dotados de numerosos recursos. A los que ya se ven fuera del círculo generacional, pensando que es demasiado tarde para innovar o aprender de otra forma, se suman una amplia mayoría que aún ve las TICs como un engorro añadido a las dificultades que ya de por sí se plantea hacer las cosas a la manera tradicional. Sí comienza a verse por los centros una nueva generación de docentes jóvenes, que vivieron siendo adolescentes el boom tecnológico, y no les cuesta entender las virtudes de la innovación educativa. Pero para el profesor que se inicia en un proceso de alfabetización digital normalmente lo hace porque ha percibido a través algún otro compañero que existen formas sencillas de utilizarlas sin ver afectado especialmente su metodología. Intentar ofrecer a estos profesores grandes recursos es asustarles. Por eso, la labor esencial del Coordinador TIC es hacer fácil lo que puede parecer difícil. No se le puede dar a un bebé comidas sustanciosas; hay que empezar con papillas y purés. 

A veces sucede que los CPRs ofrecen cursos de iniciación a los que los docentes legos no quieren ir, ya sea porque les da pereza, se sienten ignorantes o les parece que el curso tendrá mucho nivel. Por esta razón, para el profesor que se inicia en el uso de las TICs es quizá más atractivo comenzar con seminarios o grupos de trabajo organizados dentro del propio centro de trabajo. Ventajas:

- el profesor se siente apoyado por sus compañeros (el contagio emocional es esencial);
- el nivel del curso se ajusta a necesidades reales del profesor;
- favorece la retroalimentación y el intercambio de experiencias.

Hace un par de años que inicié un plan de formación interna en mi centro. Organizo y coordino un seminario o grupo de trabajo al año, pensado especialmente para los compañeros que quieren iniciarse en esto de las TICs y no saben cómo hacerlo. Por esta razón, los cursos deben ser sencillos, adaptados a las necesidades y productivos. Con poca información y trabajo, debemos conseguir que el profesor obtenga un rendimiento eficaz en su trabajo diario en el aula. Este curso escolar, por ejemplo, he organizado un grupo de trabajo en el que se han inscrito 18 compañeros (cerca del 20% del total de la plantilla) y que tiene como objetivo crear un repositorio de materiales digitales multimedia, por áreas, temas y niveles. Cada profesor debe elaborar su propio repositorio, enlazarlo en un blog y extraerlo de la red para utilizarlo off line. El año pasado organicé un seminario sobre el uso de la plataforma virtual Edmodo.

Esta planificación formativa está inserta dentro del proyecto global que inicié hace unos años para dotar las aulas de ESO y Bachillerato de cañones proyectores con altavoces. Una inversión mínima comparada con lo que cuestan las PDIs. La idea es que la instalación de estos cañones, sumado a un programa de formación dentro del centro, anime a los compañeros a empezar a utilizar las TICs a través de un modelo cercano, sencillo y funcional.

¿Cómo están respondiendo los compañeros? Mejor de lo esperado. Cada año se unen a los seminarios y grupos de trabajo una cantidad impensable en otro contexto formativo. El docente se siente protegido y entendido, y el Coordinador TIC responde a sus demandas y ritmo de asimilación de esta nueva metodología, mejor que lo hace un curso externo, pensado para un amplio espectro, difuso en su nivel de comprensión y experiencia con TICs.

Si quieres saber más sobre este proyecto de formación en centros, escribe a tuprofesoronline@gmail.com

II Encuentro de Buenas Prácticas



Peñaranda de Bracamonte, Salamanca. El día 27 de octubre organiza el CITA (Centro Internacional de Tecnologías Avanzadas) su II Encuentro de Buenas Prácticas TIC en la Educación. En él nos reuniremos algunos docentes de toda España, cargados más de ilusión y preguntas que de buenas prácticas. Estos encuentros son como pilas alcalinas con las que coger ganas y pistas para mejorar nuestro trabajo del día a día.

Presentaré una comunicación sobre un proyecto humilde, pero con potencial, que iniciamos  en mi instituto (I.E.S. San José, Badajoz) hace ya unos años: ir creando poco a poco una TV educativa en la que vayamos implicando a todo el centro y que suponga ir cambiando también el modo de dar clases. La idea es sencilla, pero requiere hacer una labor paciente de aclimatación a una metodología con la que aún estamos poco familiarizados: trabajar por proyectos colaborativos, convertir la clase en una especie de taller de aprendizaje en el que importa más el cómo que el qué, el proceso de construcción de las tareas que los propios contenidos. Sin apenas darse cuenta, el alumno va aprendiendo esos contenidos a través del propio proceso de trabajo. Además, no implica solo hacer uso de las TICs; también recurrimos a otros materiales y herramientas artesanales o más propias de una clase tradicional. La idea es imbricar las TICs en contextos vitales que el alumno vive y comprende.

Esta experiencia se convertirá este año en un curso que impartiré en el CPR de Badajoz en enero del próximo año, dentro de un ciclo sobre cine y educación que llevo impartiendo a compañeros de Primaria y Secundaria desde hace 6 años. La idea es sugerir ideas fáciles y realizables que impliquen el uso de audiovisuales en el aula, especialmente la creación de vídeos educativos. Os adjunto más abajo dos enlaces más de mi cosecha sobre este proyecto.


Si queréis más información sobre el proyecto o tenéis alguno similar con el que compartir ideas, escribe a edukacine@gmail.com. Hablamos.

Mochilas digitales: llover sobre mojado



La secretaria de Estado de Educación, Formación Profesional y Universidades, Montserrat Gomendio, ha abierto titular esta mañana en el Congreso de los Diputados, después de anunciar que los Presupuestos Generales del Estado para 2013 en materia educativa caerán un 17,2 % respecto a los del año anterior. Eso sí, para compensar la mala noticia ha contraatacado con un placebo: uno de los objetivos de su electrizante reforma será modernizar el sistema educativo a través de las TIC. No, no crean que ha hablado de cambios sustanciales en la metodología, readaptación de los planes de estudios en función de un nuevo modelo de aprendizaje, basado en la inclusividad, la participación y el constructivismo. No ha optado por contar con los docentes como principal capital del nuevo modelo. Nada de nada. Su plan se resume en cambiar un formato de contenido por otro. Ahí se acaba su concepto de reforma educativa. Un claro reacondicionamiento del sistema educativo a las necesidades del sector tecnológico. La conversión del Ministerio de Educación en una sucursal subordinada al Ministerio de Industria.

El objetivo -afirma Gomendio- es «avanzar hacia un nuevo modelo de material didáctico que permita sustituir el tradicional en soporte papel por lo que podemos llamar “la mochila digital”». En Extremadura este proyecto, ya existente en Andalucía y Galicia en su fase inicial, se llamará Scholarium. La mochila digital no es otra cosa que una dotación individualizada de portátil más software y libros digitales educativos prefabricados por empresas como Digital-Text. Nada más. La idea es sustituir progresivamente el uso del libro en papel por el digital. A ello contribuirán empresas del sector y la mejora del sistema de redes en los centros, vía Telefónica. Ya durante mi estancia en el Congreso Nacional "Contenidos Digitales Educativos" (mi crónica aquí) pude comprobar la linde que tomaba la liebre. Digital-Text me ofreció probar unos meses su servicio online Aula 2.0, que en caso de gustarme le costaría a cada alumno 35 € al año (hace un año me lo ofrecían por 10 € más). Entré en su web y lo probé. Además de ser escaso en materiales, los que tiene son pobres y de limitada interactividad. Los flujos de información son exiguos. Eso sí, permite que el profesor añada materiales y reforme algunos contenidos. Pero en una primera impresión he de decir que me decepcionó no poco. 

Si esto fuera el único problema. La reforma TIC del Ministerio se presenta desconectada de un plan profundo que reforme los métodos de enseñanza y reactive la formación en centros. Es fácil adivinar que la transición de un formato a otro no asegure, e incluso dificulte, la necesaria reforma metodológica en la que sí debiera estar asentada esta reforma.

Ya de por sí el propio libro digital presenta graves limitaciones, sobre todo si es tomado como el eje esencial de una reforma educativa. 

Primero. La lectura de textos. Leer en un ordenador es difícil después de unos minutos, la vista se cansa y la atención se dispersa. Un libro digital no puede ofrecer en ningún caso un entorno de aprendizaje que asegure la comprensión de los textos y su reinterpretación. Mucho menos una lectura sosegada y prolongada de los mismos. 

Segundo. No permiten una socialización del aprendizaje más allá de la interfaz digital. Hoy por hoy el único modelo de interactividad social en entornos digitales se reduce al ámbito de las redes sociales. El ordenador no permite la manipulación de objetos, el intercambio de información in situ, la comunicación verbal inmediata. El uso de libros digitales refuerza un modelo sedentario de aprendizaje.

Tercero. Permiten poca maleabilidad de contenidos y tareas, poca adaptación a los contextos reales de enseñanza-aprendizaje. Es evidente que con el tiempo estos libros digitales buscarán cómo aumentar el flujo de información entre el docente y el material prefabricado por las editoriales, a fin de que el profesor se convierta en un aliado perfecto para que estas empresas implementen su oferta y readapten los contenidos a las demandas generales de los usuarios. Pero no nos engañemos; el libro digital no es más que un libro con acceso a recursos multimedia y una cierta flexibilidad de interacción. Su capacidad de jugar con el entorno social en el que se mueve el alumno es escaso.

Cuarto. Hoy por hoy, y en mucho tiempo, visto el contexto económico en el que nos movemos, es de esperar que exista un desajuste social entre alumnos a la hora de acceder a estos nuevos recursos; no ya por la dificultad del formato (nula en cualquier caso), sino por su sostenibilidad económica y mantenimiento (de portátiles). No digamos ya en centros con alumnado de difícil desempeño. Si a esto añadimos que los técnicos informáticos es de esperar que en un año puedan ser reagrupados cada uno por zonas educativas y no por centros únicos, multiplica el engorro.

Cuarto. Los libros digitales fomentan el apoltronamiento y la reproducción de viejos modelos metodológicos en el profesorado, que apoyados en un formato de contenidos enlatado, no necesitarán readaptarlos a su entorno de aprendizaje. Una actitud similar a la que fomenta el libro de texto tradicional.

Sin una reforma profunda, más allá del recurso a la pirotecnia cortoplacista del acondicionamiento de los contenidos a las necesidades del sector tecnológico, estará lloviendo sobre mojado.  Quienes vemos día a día los límites y posibilidades didácticas de las TICs en el aula, sabemos que la implantación oficial de un modelo de contenidos embutidos por empresas ajenas a las necesidades reales del profesorado, no solo es insuficiente, sino incluso contraproducente, ya que genera expectativas de una reforma educativa en realidad ineficaces. Eso sí, luce muy bien el titular rutilante de una modernización escolar en tiempos de crisis. Placebo para incautos. 

El protagonista de la verdadera modernización de las aulas, de la adaptación real de las formas de enseñanza, es el docente de a pie, que de manera voluntaria y sin apoyo por parte de las instituciones (cuando no obstaculizan su labor), corta, pega, ensaya en ese infinito laboratorio que es el aula, cómo motivar en sus alumnos la curiosidad y las ganas de aprender. Existe una excelente generación de docentes TIC desaprovechada, en la que la Administración no pone el centro de una reforma necesaria, pero errada en forma y contenidos, que hace la cama a las empresas privadas, pero cuando se le habla de invertir en formación en centros, afirma sin despeinarse que eso es muy caro.

Planificación de tareas (Google Maps)



Ver Planificación de tareas en un mapa más grande

Hace unas semanas, planteé a mis alumnos de Filosofía, en 1º de Bachillerato, una actividad sencilla para aprender a planificarse, organizar racionalmente tiempos y espacios, ser previsores, etcétera. La actividad se enmarca dentro del tema sobre inteligencia que estamos viendo en clase. En vez de meterles el rollo sobre qué es el pensamiento, tipos de inteligencia y demás, hicieron en casa esta actividad y después la pusimos en común. Aunque yo la preparé para Filosofía, es fácil aplicarla a tutorías o, con otra intención y temática, a Geografía e Historia o Lengua.

Está realizada con Google Maps. Solo debes tener una cuenta de Gmail e ir a la herramienta "Maps".


Te saldrá una pantalla con un mapa a la derecha y unas opciones a la izquierda. Pincha sobre "Mis sitios" y después sobre "Crear mapa".


Añade un título y en "descripción" pones las instrucciones de la tarea. Decide si es público o no, aunque lo lógico es que todos lo vean, a veces quieres que solo algunos alumnos tengan acceso, e incluso puedan modificar datos.


A la derecha, busca el área geográfica sobre la que deseas que los alumnos trabajen. 


Si pinchas sobre el globo azul, podrás trasladarlo al lugar elegido. Al hacerlo, se te abrirá una ventana blanca configurable. Detalla el nombre del lugar y en "descripción " añade instrucciones, detalles, un vídeo, etcétera, en función del tipo de tarea que quieras diseñar. Le das a aceptar y listo, ya tienes el primer lugar marcado. Verás que se te añade abajo, a la izquierda de la pantalla. Sigue añadiendo los lugares que desees.


Tambien puedes pinchar sobre este icono  

y se te abrirán 3 opciones para trazar líneas sobre el mapa. Puede ser útil en casos en los que quieras detallar rutas o espacios acotados.


Una vez que hayas terminado el diseño de tu tarea, pinchas sobre "listo", a la izquierda y ya tienes tu tarea preparada para mandársela a tus alumnos. Si quieres saber la url para que tus alumnos accedan vía web a la tarea, pincha sobre


y accederás a la dirección que debes proporcionar a tus alumnos, e incluso enviarla directamente por email.

Como ves, es una manera fácil y rápida de crear una tarea. Anímate o usa la mía para lo que desees.

Crónica de un Congreso



Los días 4, 5 y 6 de octubre tuvo lugar en Mérida el Congreso Nacional "Contenidos Educativos Digitales", que reunió a numerosos docentes, cargos institucionales y empresas de tecnología en torno a un mismo objetivo: reflexionar acerca del futuro modelo de implantación de las TICs en la educación formal.


Llegué temprano el primer día (y también los dos días restantes; me gusta hablar con los compañeros, pulsar cómo está el ambiente antes de ponerse en faena). Al entrar en el cubo de hormigón que perfila el Palacio de Congresos y Exposiciones, me encontré a la derecha con seis o siete stands comerciales de empresas del sector tecnológico que tienen intereses en el ámbito educativo. En primer lugar, Telefónica, principal socia colaboradora con la Consejería de Educación de Extremadura y, por extensión, del propio Ministerio de Educación; le seguían Samsung, El Corte Inglés, Digital-Text y otras más que no recuerdo. La sensación inicial era de estar más en una feria de tecnología que en un congreso educativo. Pero si miras bien el tríptico informativo o la web del congreso, verás que todas estas empresas colaboran en la financiación del evento. Sin ellas no hubiéramos disfrutado del jugoso jamón y las tortas de El Casar del almuerzo; quizá hubiera sido imposible disfrutar de algunos de los ponentes que figuraban en el programa, o disponer del maletín acolchado, con bolígrafo, carpeta y usb incluidos en su interior. Aguantar los discursos insufribles e impostados de las autoridades y de los directivos y responsables empresariales del sector es el impuesto que debemos pagar por tener a nuestra disposición todas las comodidades y servicios propios de un congreso nacional.


A excepción de las intervenciones salvíficas de Aníbal de la Torre, Antonio Rodríguez de las Heras y Guillermo Fesser, el combinado de ponencias restantes no me aportaron nada más que aburrimiento y sospechas sobre el inquietante devenir que la Consejería tiene previsto para el futuro de las TICs en los centros educativos. Excluyendo, por supuesto, la riqueza de comunicaciones que el viernes dio jugo al congreso. Decenas de docentes de diferentes partes de España vinieron a mostrar sus experiencias al resto. No voy a detallar qué comunicaciones me resultaron más motivadoras porque para gustos, los colores. Pero sí voy a reflexionar sobre las impresiones que saqué de mi asistencia al congreso.

Nuestro Secretario General de Educación, aquí en Extremadura, César Díez Solís, clausuró el congreso con una pregunta abierta de la que el que escribe ya intuye una respuesta prefabricada por la Administración educativa. El debate está en qué modelo de futuro debemos aplicar en relación a los contenidos TIC:

- Un modelo basado en herramientas aportadas, pay per view (PPV), por las editoriales y demás empresas del sector.
- Un modelo artesano, de contenidos y herramientas elaboradas por los propios docentes y los responsables de promocionar el software libre.
- Un modelo mixto, que combine ambas propuestas.

Es de esperar que la Consejería intente mantener una estrategia de "salvar las apariencias", defendiendo el modelo mixto. De esta manera tiene contento a todos y evita disrupciones mediáticas. Pero por lo que pude intuir durante mi estancia en el congreso, este modelo salomónico dista mucho de ser la orientación que implantará en el futuro la Administración autonómica en materia TIC. Cito dos sospechas.

Primera. Nuestra Consejera, Trinidad González, adelantó la intención de articular un plan de modernización tecnológica de los contenidos curriculares, fácilmente interpretable como una progresiva adecuación de textos en formato digital interactivos, abastecidos por las editoriales. Lo dio en llamar plan Scholarium. No dijo nada; ni qué características tendrá, ni cómo se llevará a cabo. Solo el rutilante titular para los medios. Pero en ningún momento habló, ni ella ni ningún otro representante de las instituciones educativas, de metodología, de reajuste del modelo de formación del profesorado, de reforma del modelo de escuela en función de pedagogías más inclusivas, que trabajen por proyectos y no por contenidos. De remodelar la función del Coordinador TIC, a fin de integrarlo de manera más orgánica en los contextos reales de demanda de formación en cada centro educativo. No, nada de eso. De hecho, fijaos que el título del congreso lo deja claro: "contenidos" educativos digitales. Es decir, ducharse, pero volverse a poner la ropa sucia; cambiar el libro de texto en papel por otro digital y con una interactividad reducida y no readaptable a las necesidades del profesorado.

Hablé con los encargados de Digital-text y su plan Aula 2.0; me enseñaron su formato digital de libro electrónico interactivo; 35 € y el alumno tendrá a su disposición libros digitales de todas las áreas de ESO. Un placebo sugerente para tiempos de crisis, que la Administración integrará sin resistencia dentro de su plan Scholarium. Aulas conectadas a mayor gloria de Telefónica y libros electrónicos interactivos instalados en los portátiles (que solo algunos alumnos poseen hoy por hoy). De financiación, ni mu. Es previsible que el coste de los libros interactivos salgan de parte de la beca de los propios alumnos. En mi centro ya han aparecido empresas similares en los dos últimos años vendiendo este tipo de productos y afirmaban tener un acuerdo con la Junta que hacía posible financiar estos libros a través de la beca pública. Problema: no todos los alumnos tienen ordenador, ni en el centro ni en casa, y algunos de los que lo tienen, no tienen acceso a internet (más patente cuanto menor es el nivel educativo del alumno y, por supuesto, el nivel socioeconómico de las familias). A esto se añade lo ya dicho, el libro interactivo reproduce el modelo clásico de material educativo; eso sí, aderezado de tareas y acceso a enlaces con información hipervinculada. Las tareas, escasas y en ocasiones pobres y poco interactivas. El formato de texto, difícilmente legible para que el alumno lo estudie, lo asimile y lo comprenda. Lo dicho, ducharse y después ponerse la ropa sucia encima.



Segunda. En uno de los debates que tuvieron lugar en las llamadas salas off del congreso, Miguel Ángel Gil González, Secretario de Servicio de Innovación y Formación del Profesorado de la Consejería de Educación del Gobierno de Extremadura (el hombre trajeado de la foto de arriba), declaró que su intención era promover en Extremadura centros de "élite" tecnológica. No me invento las palabras, dijo "élite". Ante mi perplejidad y rechazo en pleno debate (el resto de compañeros no dijeron esta boca es mía, aunque muchos pusieron los ojos como platos y sonreían por no llorar), Gil González se vio obligado a recular y reajustar el discurso, afirmando que su intención no era dar la sensación de que creará centros de primera y de segunda, no, por favor. Al parecer lo único que quiso decir es que a partir de ahora, el centro que quiera ser dotado de recursos, deberá demostrar que los utiliza y saca provecho educativo de ellos. Lo que no sabemos es si este plan de dotación y evaluación de recursos estará limitado hasta fin de existencias y si será o no la propia Consejería quien decidirá cuáles y cuántos centros se podrán acoger a él. Ya sabéis que los políticos son maestros en el arte de la frase suelta, la retórica vacua y el "yo no quise decir eso, es usted quien me interpreta".

Al acabar el debate, tuve ocasión de hablar con Gil González y comprobar que su principal preocupación es el dinero y la eficacia, más allá de consideraciones "subjetivas" que impliquen hablar de calidad e igualdad. El concepto de sostenibilidad que se esgrimió en el congreso tuvo tan solo una acepción meramente económica. Ser sostenible es poder permitírtelo, nada más. No se habló de sostenibilidad humana, moral o social, nada de eso. Por el collar se sabe de dónde viene el perro.

Le planteé al Secretario de Servicio de Innovación y Formación del Profesorado (uf, estos títulos me recuerdan a los apellidos de los nobles) la necesidad de fomentar un plan de formación en centros, contando con los coordinadores TIC como una especie de asesores externos de los CPRs, que coordinados con eficacia pudieran ser eje de una formación más orgánica, sensible a los tiempos, espacios y ritmos formativos de cada centro. Esto supondría dedicar en los centros una hora semanal a formación, como se dedica a reunirse con el orientador o el equipo de Jefes de Departamento (CCP). Asimismo, crear una red eficaz y coordinada de docentes TIC, de tal forma que sean los propios compañeros los que nos doten de formación y evalúen la idoneidad didáctica de los materiales TIC. Planes como Agrega son repositorios importantes por el volumen de contenidos que almacenan y clasifican, pero no existe tiempo, capital humano y menos aún dinero para evaluar su efectividad. De hecho, no existen estudios serios de evaluación de los materiales TIC educativos, y quien lo diga miente. Ni siquiera en el entorno universitario hay estudios científicos que hayan testado in situ su efectividad, exceptuando algún que otro estudio relacionado con TICs y Necesidades Educativas Especiales.



Confiar en la red, ahora difusa y descoordinada, de numerosos docentes TIC para implementar un proceso progresivo de formación en centros, así como el intercambio y evaluación de materiales, es en boca de Miguel ángel Gil González "caro". Supone que el coordinador debería dedicar una o dos horas a esos menesteres, lo que en sí mismo significa para la Administración "dinero", solo eso. Yo lo llamo falta de voluntad y de imaginación. Les da igual la eficacia (más allá de su significado cuantitativo), la calidad, la voluntad del profesorado para ser agente directo de su propia formación. 

Pero el mismo argumento crematístico que esgrime la Administración es incierto. Un plan de formación en centros sería mucho menos costoso que lo que supondrá a largo plazo el llamado Scholarium. Se prefiere dotar a los centros de materiales externos, abastecidos por empresas privadas, que confiar en el docente, que arbitrar planes internos de formación y un fortalecimiento de redes educativas auspiciadas y protegidas por la Administración. Todo permanece como está. Es barato seguir confiando en el voluntarismo generoso de los docentes TIC, pero sin protegerles, sin dotarles de una estructura organizativa que enriquezca al conjunto del sistema. A esto hay que sumar que la Consejería funciona de manera compartimentada. Una mano no sabe lo que hace la otra. No existe una mirada de conjunto que ligue los contenidos con la metodología, y esta con la formación del profesorado. Pero sí se confía en empresas del sector para crear proyectos de futuro sobre el devenir de los contenidos educativos. Esto no es para ellos ganar dinero.

La reflexión está abierta. Juzgad por vosotros mismos. De todo lo vivido en el congreso me quedo con las charlas con los compañeros y el entusiasmo indestructible que se observaba, a pesar del mal tiempo. Terminé el congreso con más preguntas que certidumbres, pero cargado con las pilas que la voluntad de los compañeros te regalan. Gracias.

Convierte la web de tu centro en un blog



Las webs de centro ha menudo representan para el coordinador TIC que la gestiona una ardua tarea repleta de dificultades. La razón reside en que deben ser configuradas a través de Joomla, lo que requiere del administrador unos ciertos conocimientos, más allá de lo habitual en un usuario básico.

Una solución fácil y atractiva de solucionar esto es convirtiendo la web oficial de tu centro en un blog. Esto permitirá una configuración más accesible al conjunto del profesorado, además de las opciones variadas que ofrece un blog a la hora de insertar con facilidad múltiples herramientas multimedia.

¿Cómo lo haremos? Muy fácil. Creamos un blog de centro utilizando Blogger o Wordpress como servidor. Lo configuramos con las secciones, apartados e información que deseemos, y una vez acabado, le decimos al técnico informático de nuestro centro que enlace la web del centro a la dirección (url) de ese blog. Por los permisos no os preocupéis. Yo mismo llamé al encargado de las webs de centro en Extremadura y me confirmó que se podía hacer. Para el técnico informático es una operación fácil y rápida. En un solo día podéis tener vuestra web de centro con el aspecto de un blog. Podéis crear permisos de administración para que no solo el coordinador TIC introduzca la información. El manejo de un blog es fácil y atractivo, más cercano a lo que entiende sobre informática el profesorado medio.

Cada vez que alguien anote y pinche la web del centro, le derivará directamente al blog.

Os añado el ejemplo de mi propio centro, el IES San José, de Badajoz. La dirección oficial es


Pero si pinchas sobre el enlace, te lleva al blog


Como ves, este truco permite que gestionemos nuestra web de centro con sencillez, sin tener que convertirnos en expertos en Joomla ni tener que crear una web o blog aparte que sí pueda configurar con facilidad el profesorado.