Supercontrato Tic extremeño e innovación educativa




No se habló de educación, no... Que nadie piense que aquella reunión en Mérida entre por un lado la Administración -representada por el Secretario General y el Jefe de Servicio Tic- y por otro los Técnicos Informáticos y los Coordinadores Tic de Extremadura tuvo como objetivo mejorar entre todos el modelo educativo. Fue esencialmente un gabinete de crisis para gestionar la fase B del llamado Supercontrato de 38 millones de euros para dotar a los centros de gadgets Tic, cuyo gasto y acondicionamiento en los centros debe completarse el 31 de diciembre de este año. Orden y disciplina es lo que debió esperar el Secretario General, a quien la reunión se le fue de las manos. Esperaba un dulce paseo, un rutinario ejercicio de información donde sus empleados asumieran dócilmente el calendario y las condiciones. 

Pero no fue así; por el contrario, el admirable colectivo de Técnicos Informáticos redactaron un manifiesto en el que reiteraban sus quejas ante el ninguneo al que los ha sometido la Administración y la desastrosa gestión de este proceso, enumerando uno a uno las decenas de problemas que está generando. El Secretario General, que empezó sereno y complaciente, pasó a una actitud de soberbia, incluso algunas veces despectiva hacia su subalterno, el señor Juan Pablo Pulido, al que riñó (sí, esa es la palabra) en numerosas ocasiones. Por su parte, el señor Pulido no sabía dónde meterse; se mesaba la barba, el pelo, hundía la yema de sus dedos en los ojos... Reiteraba su buena voluntad, el duro trabajo que había supuesto poner en marcha un proyecto millonario como éste, pero nada de eso sirvió ante el descontento generalizado que reinaba entre el colectivo. Lo extraño es que no previeran esta situación. De hecho, esa falta de previsión es la que criticaron con mayor ahínco los Técnicos Informáticos. Como dijo uno de ellos: "No se pregunta al usuario final del producto, al que va a utilizarlo." 

Como dije al inicio de esta crónica, no se habló de educación; pretendía ser una reunión eminentemente técnica, de resolución de problemas, pero no lo era. Entre líneas planeaban algunas cuestiones que vertebran lo que podríamos llamar una política educativa, la direccionalidad del modelo educativo que queremos tener en los próximos diez años. Desgranaré brevemente algunas de estas cuestiones.

Sistemas operativos y licencias privadas. Existe entre el colectivo de Técnicos Informáticos una firme defensa del software libre, que no es solo suya; desde que se inició el proceso de adecuación de Tics en Extremadura se ha venido defendiendo la implantación de este modelo. La irrupción de licencias privadas (Microsoft Office y Adobe, por ejemplo) y la adopción del sistema dual (Windows y Linex) han despertado sospechas entre este colectivo y parte del profesorado. 

No quedó claro si la idea es que el docente elija qué SO quiere adoptar al encender su dispositivo o si Windows solo se instalará en aulas donde es necesario porque deben trabajar con un software específico. La primera opción puede acabar a largo plazo con el uso de Linex en las aulas, ya que no es el SO que tienen los docentes en casa. La segunda opción es la más razonable. 

En cuanto a las licencias privadas, el señor Pulido insistió en su bajo coste, pero nadie parecía muy convencido de esto. De hecho, la gestión presupuestaria de este Supercontrato adolece de una flagrante falta de transparencia. No tenemos acceso a ningún informe en el que se especifique en qué y cómo se ha gastado cada euro, y menos aún información sobre las contraprestaciones encubiertas que estos apaños económicos llevan aparejadas.

Pero este análisis es solo tocar la superficie del problema. En el fondo lo que está en juego es el modelo educativo que queremos. Es evidente, y así lo corroboran numerosos expertos en educación y docentes innovadores, que el modelo Tic del futuro pasa por el trabajo en la nube. De ahí que el debate sobre SO y licencias debiera haber sido inexistente. Si sabemos, como también lo dejó caer el señor Pulido en un momento de su intervención, que el modelo previsible es la nube, el gasto nuclear del supercontrato debiera haberse centrado en la logística de conectividad a través de Wifi y en la generalización de dispositivos móviles adaptados a esa red inalámbrica, y el resto del dinero destinarlo a un proceso de formación serio, progresivo y evaluable (por cierto, no se dijo si la formación entra dentro de esos 38 millones o deben hacerse cargo de ese gasto los Cprs o las Upes, lo que debilitaría el resto de procesos formativos). 

Trabajar en la nube no requiere gastos adicionales, tan solo el uso de lo que ya existe, una formación seria y, por ejemplo, plataformas como Google Apps for Education; por cierto, cuya licencia gratuita posee la Consejería, pero que ha abandonado a su suerte -pese al demostrado éxito que está teniendo este curso, gracias a la voluntad de su coordinador Francisco López; más de 4000 inscritos este curso, 9000 en total- a mayor gloria del (desastroso) proyecto eScholarium, otro Leviatán que tiene pendiente de gestionar el Secretario General y que ya de pasada nos costará otros millones solo para insertarlo en la plataforma Rayuela. 

En el fondo, el modelo Tic que lleva desarrollándose desde hace años en Extremadura va encaminado a la entronización de los dispositivos frente a las metodologías, lo que denomino la tictirización de la educación reglada. Esta tictirización va en detrimento de un verdadero cambio en las formas de enseñanza. Por citar un ejemplo, el uso masivo de libros de texto enlatados en eScholarium provoca una falsa percepción de estar innovando, ya que en el fondo lo único que se está haciendo es trasladar las viejas metodologías pasivas e instructivas, del periodo industrial, bajo un entorno de aprendizaje digitalizado y con numerosos gadgets que simulan una innovación que no es real. El docente sigue ilustrando en la pizarra y haciendo que sus alumnos rellenen formularios. Desde que eScholarium está abierto, la producción de contenidos por parte de alumnos es irrisoria, por no decir inexistente, y lo es porque en el fondo el modelo eScholarium no pretende cambiar la forma de dar clase, sino que a largo plazo todas las familias pasen por caja (las editoriales buscan compensar las pérdidas en la venta de libros en papel) y para que los políticos luzcan ante los medios una rutilante dotación tecnológica que en el fondo no viene acompañada de una mejora real de la enseñanza.

Si preguntáramos a docentes innovadores y a expertos en metodología educativa cuál es el perfil docente del futuro nos dirían que es no el de un dispensador de contenidos enlatados -vengan en papel o en formato digital- que el alumno debe reproducir, sino el de un diseñador de entornos de aprendizaje en los que el alumno es el protagonista, aquel que construye contenidos a través de los cuales aprende, y todo ello en un entorno socializado, cooperativo, que genere productos útiles, al servicio de la comunidad. Este perfil requiere poner el acento de la política educativa no en los gadgets sino en la formación integral del profesorado, y adaptar las dotaciones Tic a la evolución de esa formación y de proyectos de centro evaluables. La innovación educativa del futuro no pasa por la mera sustitución de libros de papel por digitales. Requiere una apuesta por un modelo nuevo que subraye el cambio de rol del docente a través de un proceso paulatino de formación. Para ello la política educativa debe ser clara y firme y no un constante bamboleo de ocurrencias cortoplacistas, centradas más en dermoestéticas tecnocráticas que en cambios profundos.

Por eso, esta reunión en Mérida no era solo un gabinete de crisis práctico, no; era un síntoma más de una política educativa que requiere un urgente cambio de rumbo. No se puede basar el futuro de la política educativa en un macroproyecto de dotación Tic, no es de recibo. Es como pretender sanar un cuerpo a base de anabolizantes. Esto pasa por transformar la organización interna de la Consejería, dando protagonismo al Servicio de Formación del Profesorado, quien debiera dirigir y coordinar las acciones del Servicio Tic y no al revés, bajo un proyecto a largo plazo, sistémico y evaluable, centrado en el cambio metodológico en los propios centros. Lean mi propuesta a este respecto.

Cierto que la mayor y principal responsabilidad es del nuevo equipo de la Consejería, pero también de nosotros los docentes. Como dijo acertadamente un Técnico Informático en la reunión: "Podríamos no haber pedido tanto material o haber devuelto lo que no necesitamos", no haber cedido ante el suculento menú que se nos regalaba como placebo bajo el lema encubierto de: ¡caviar para todos, feliz Navidad! 

Afirmó el señor Pulido a modo justificación del supercontrato: "Es gratis, pues lo pido. ¿Iba a perder esa oportunidad?" Pues quizá sí, quizá debiéramos haber reculado y sentarnos a pensar qué modelo educativo queremos. O no, quizá ya lo pensaron y quieren esto que tenemos como vanguarda ejemplar. Entonces, apaga y vámonos; es previsible que un modelo como éste acabe explotándonos por efecto de su previsible entropía, de su vacua apariencia de solidez.

No quiero terminar esta crónica sui generis sin subrayar el excelente trabajo de los Técnicos Informáticos de Extremadura, unidos en su mayoría (108 de los 160 que existen en la región) por mejorar lo presente sin ocultar las miserias de este supercontrato. Ojalá los Coordinadores Tic pudiéramos tener la voluntad de unidad crítica ante lo sucedido, aunque al tratarse de un colectivo abandonado a su suerte y sin entidad funcional, a menudo elegidos por mera aritmética de horas lectivas, es difícil cohesionarnos bajo objetivos comunes. Quizá la fase C de este supercontrato -centrada en la formación y el uso de la dotación- nos haga ver la necesidad de reivindicar un futuro educativo más digno.

Tics para todos: ¡Feliz Navidad!




Escribo estas líneas poco después de enterarme que he sido convocado en calidad de Coordinador Tic de mi centro, junto al resto de coordinadores de la región y los técnicos informáticos, a una reunión en Mérida en la que se informará sobre el procedimiento a seguir en relación a la ingente dotación de materiales Tic que tanto revuelo está generando en los centros educativos, no solo ya por la naturaleza en sí de este despropósito, sino también por la forma en que se está gestionando. 

Lo primero que sorprende de esta reunión es que es la primera de escasas, por no decir casi ninguna que la Administración ha tenido con los Coordinadores Tic, cargo oficial ninguneado y sin formación ni funciones, dejado de la mano de incompetentes gestores (los del antiguo gobierno y ya veremos si de este otro). Y cuando nos llaman lo hacen para velar por los materiales Tic. No sé si reír o llorar, de veras.

En principio, la reunión tiene como objetivo unificar criterios sobre la logística de la recepción de los materiales y su posterior uso y plan formativo que lo sostenga. Y proponen como única idea una que ya la contemplaban anteriores jefes de servicio: crear un foro colaborativo. Efectivamente, estoy pensando lo mismo que tú, querido compañero; ridículo, estéril,... Elige tú mismo el adjetivo. A la Administración no se le ocurre otra cosa que hacer lo que las empresas de telecomunicación cuando quieren comunicarse con sus clientes: crear un foro en la red para compartir dudas y sugerencias. Un parche que sirva tan solo para justificar un proyecto de implantación Tic que hace agua por todos lados, y que lo hace porque no se piensa en global, no existe voluntad de un cambio estructural de políticas de formación y evaluación. Sería muy triste que la actual Administración caiga en los mismos errores que su predecesor.

De partida, esta dotación es en sí misma un sinsentido. Refuerza (hasta el ridículo) el divorcio que existe desde hace tiempo entre dotación Tic y formación del profesorado, centrando el eje del modelo en el dominio de gadgets y no en un cambio metodológico real en los centros. Buena parte de la dotación no se utilizará, ya sea porque no tiene una función previa que le dé sentido o porque, como es el caso de las impresoras, supone tal gasto de mantenimiento y relleno que se olvidarán en un trastero; y no hablemos de los problemas que presentará el volumen de datos Wifi. Pero no es este el problema más grave. El quid de la cuestión es que la dotación Tic es apriorística, dejando en un segundo plano los proyectos de centro, la formación adaptada de los mismos y su evaluación eficiente. El Servicio Tic es quien manda sobre el Servicio de Formación del Profesorado, y no al revés. Y nadie parece tener en la Administración un plan a largo plazo que unifique criterios y dé una direccionalidad al modelo de mejora educativa. Simplemente se parchea bajo la dictadura esperpéntica de un cortoplacismo complaciente, fundado más en las apariencias que en un cambio real.

Esta reunión en Mérida será simplemente una especie de gestión de crisis, de Uvi improvisada para apuntalar vigas inconsistentes. El ninguneo de los Coordinadores Tic en Extremadura es otro despropósito; se les abandona a su suerte y se les llama ahora para servir de albaceas del supermercado Tic, pero sin dotarlos de una entidad fuerte que asegure un plan de formación en centros adaptado a las necesidades reales. Hoy la Coordinación Tic es una 'maría' dentro del horario docente, asignada principalmente a quien le faltan horas y cuya razón de ser se desconoce porque la propia Administración la ha olvidado, a no ser que se recupere -como es el caso que nos toca- por mero pragmatismo.

La dotación Tic debiera ser el último escalón dentro de un plan general de mejora educativa, precedido por medidas que favorezcan la implantación de proyectos de dentro evaluables, a los que dotar de formación, asesoramiento y redes docentes de colaboración. Pero claro está, para que esto suceda se debe abandonar una visión cortoplacista de la política educativa para empezar a pensar a largo plazo y de forma sistémica. Ya hablé de este posible modelo en mi anterior artículo La formación del profesorado en Extremadura: propuestas de futuro (os recomiendo su lectura).

Por esa razón asistiré a esta reunión en Mérida con escepticismo justificado, un escepticismo que espero que se vea refutado por iluminadoras perspectivas y no con la estéril repetición del mismo error. Continuará...